jueves, 30 de julio de 2015

CINCO

Tras dos largas horas leyendo, lloriqueando, escribiendo, pensando, torturándome, etc. Decido coger mi ordenador. Vuelvo a elegir otra canción de “los despistaos” Cada dos minutos
Cada dos minutos,
desesperación,
se acomoda en mi colchón
Y casi no deja espacio …



¡Qué tonta, de verdad! Tenía razón Iván, ahora es mi momento, tengo que pasar página.
Me conecto al Messenger, con la esperanza de que, o bien Carme, o bien Lucía, o bien Iván, estén conectados.
Pero para mi sorpresa, un nuevo contacto me ha agregado. ¿Qué clase de persona se llama gusilu_32@hotmail.com?

-Hola – A pesar de su ridículo correo, le agrego yo también. He de reconocer que mi correo también es un poco ridículo: gatitabonita98@hotmail.com , ¡pero tenía nueve años cuando lo hice!
-Holaaaaa! – Me manda un millón de emoticonos. En serio, me estoy arrepintiendo de haberle agregado.
-¿Quién eres? –Al menos me estoy distrayendo un poco…
-Me llamo Mario, y ¿tú, guapa? - ¿Guapa? ¡Si ni si quiera me conoce!
-Luna
-Tienes un nombre muy especial
-Gracias
-Tengo ganas de verte, otra vez.
-¿Perdona? ¿De qué me conoces?
-¿No te acuerdas de mí? ¿Acaso no te acuerdas el día que saliste corriendo porque el estúpido ese te había insultado?

No..  no caigo… ¿O sí? ¡¡Aaaahhh!! Ya me acuerdo.
El día que Héctor y Miriam vinieron a vivir a mi casa yo me pelee con Héctor porque me destrozó mi habitación, <<nuestra habitación>> Fui a decírselo a mi padre, pero éste estaba demasiado emocionado como para pensar en mí. Entonces salí corriendo de aquella casa, que de repente, dejó de encantarme. Cuando por fin le cogí cariño a esa casa, y a los cuadros de vacas, tuvo que llegar ese imbécil.
Entonces, salí de allí corriendo, y corrí tanto sin ningún destino, que acabé rendida entre el bosque. Y este chico, Mario, iba con unas flores en la mano y me vio ahí tirada y corrió hacia a mí. Yo me fui con él y se lo conté todo. Pasamos todo el resto de la tarde juntos. Nos hicimos muy amigos. Pero cuando me fui, al día siguiente lo busqué, en el bosque, y en los sitios que habíamos ido juntos, pero no estaba. Había desaparecido. Desde entonces, no supe nada de él.

-¿Hola, sigues ahí? – Estaba tan sumida en los recuerdos que ni me acordaba de que estábamos hablando.
-Sí, lo siento. Claro que me acuerdo de ti. Desapareciste.
-Ya … Mis padres se separaron y mi madre quiso huir de aquel lugar, no tenía tu teléfono ni sabía dónde vivías, entonces no pude despedirme de ti. Lo siento.
-No te preocupes, ya ha pasado demasiado tiempo. – Le mando un emoticono con un guiño, y él me devuelve una cara sonrojada.
-¿Y cómo conseguiste mi correo?
-Pues.. es una larga historia. Verás, mi primo, Iván me hablaba mucho de ti, me hablaba tan bien que tenía muchas ganas de conocerte. Me enseñó una foto tuya y entonces me acordé de ti. En verano vuelvo a casa de mi padre, así que podremos vernos. Y también podemos quedar los tres, ya que os lleváis tan bien.
-¿En serio? ¿Sois primos? ¡Qué casualidad!
-¡Sí! Estoy seguro que es el destino, ha hecho que nos volvamos a encontrar. Nos quiere juntos jajaja
-Sí, será eso jaja
-Bueno, guapa, tengo que dejarte. Espero verte conectada a menudo y poder hablar. Un beso.
-Claro, me conectaré más a menudo. ¡Hasta mañana!




Querido diario,
Hoy me siento realmente feliz.
Sinceramente, no me acordaba de Mario. Hace dos años que no le veo, y me había olvidado de él. Pero me ha hecho muchísima ilusión volver a hablar con él.
Y también me ha hecho olvidarme un poco de todo.
Siento que poco a poco todo va a ir mejor, y que todo esto me va a hacer bien.
Como suelen decir, no hay mal que por bien no venga.

Así que, espero con ansias lo bueno de todo esto.

miércoles, 15 de julio de 2015

CUATRO

Me lo he pasado súper bien con Iván. Él me ha contado que ayer quedó con una chica, Samira.
Su madre quedó con la madre de Samira para tomar té en casa de Iván,  y allí se conocieron.
Dice que es una chica muy simpática y muy dulce. Tiene un año más que yo.
Estoy deseando conocerla, Iván habla tan bien de ella.
¿Cómo le hablará Héctor a sus amigos de mí? ¿Cómo la estúpida de su futura hermanastra? ¿Cómo una pesada? O lo más importante: ¿Acaso le hablará de mí?


-Hola cielo, me ha dicho Miriam que no has venido a comer, ¿dónde estabas?
-He ido a comer con un amigo, lo siento por no avisar pero no me había llevado el móvil.
-No, no te preocupes. –Mi padre parece mm .. ¿sorprendido? ¿aliviado? No sé muy bien cómo, pero me mira con entusiasmo. - ¿Y quién es ése “amigo”?
-¡NO! ¡NO!, no es un “amigo”, es sólo un amigo, mi mejor amigo, Iván.
-Ah, vale.. -¿Pero qué le pasa? Ahora está decepcionado. ¿Estará preocupado por mí porque no encuentre el amor? Es verdad que hace muchísimo tiempo que no salgo con ningún chico, pero lo que él no sabe, que llevo todo ese tiempo detrás de uno. Pero si éste no se da cuenta, yo no puedo hacer nada.
-Bueno, voy a mi habitación, tengo mucho que estudiar.




4 de Marzo
Querido diario,
Hoy venía demasiado feliz, pero mi padre me ha.. me ha decepcionado su reacción.
No quiero salir con otro chico que no sea Héctor, sé que debería, y también sé que jamás estaré con él, pero es que hay veces que me trata tan bien… y también hay veces que me trata tan mal.
No sé qué pensar, ni qué hacer.
Alomejor Iván tiene razón y tengo que dejar de centrarme en él.
Pero es que él es: ni contigo ni sin ti.
No quiere que estemos juntos, y cuando le “demuestro” que quiero estar con él, él pasa de mí. Pero cuando le “demuestro” que paso de él, él viene a mí.
¡Me tiene hecha un lío! Me da la sensación de que está jugando conmigo, pero en el fondo, no me gusta pensar así de él…


¿Será ahora el momento de pasar página? ¿Podremos dar ese paso los dos? Yo estoy acostumbrada a verle con otras chicas, pero él no, y además, teniendo en cuenta su reacción sobre mi “cita”, no creo que le entusiasme la idea de pasar página. ¡Basta! Tengo que dejar de pensar en él, él nunca piensa en mí, sólo en sí mismo.
A veces envidio su facilidad de pensar sólo en él.
Tengo que dejar de pensar en él.
Me tumbo en mi cama y me pongo a leer mi libro favorito: Si decido quedarme.
En realidad no es mi libro favorito, todos los que leo acaban siendo mis favoritos. Creo que los libros están hechos para mí, sea el tipo que sea.
Me pregunto si algún día yo podré a estar dentro del mundo de la literatura, si algún día podré escribir un libro de verdad.
Escribo pequeñas historias, y me encanta hacerlo, pero no son tan buenas como para ser publicadas.
Me pregunto en qué se inspirará Gayle Forman al escribir.
Estoy tan enganchada a ese libro…
Habla de una chica, Mía.  Tiene 17 años, un hermano pequeño, un padre músico y el talento de tocar el violonchelo de maravilla. Pronto la admitirán en Julliard. Una vida perfecta hasta una mañana de febrero. La familia decide ir de excursión en coche, pero de repente todo cambia, tienen un accidente en el que mueren sus padres y su hermano. Ella está en el hospital. Una parte de ella está herida en una cama, pero la otra está dando vueltas por todo el hospital, viendo todo lo que pasa debatiéndose entre la vida y la muerte.
Estoy llegando al final de este libro, por una parte estoy deseando terminarlo ya y empezar la segunda parte, pero por otra no estoy segura si quiero saber si Mía se queda o no.

Enciendo el ordenador, mi grupo favorito: despistaos. Y empiezo a leer..



No me lo puedo creer, no puede acabar así el libro, Mía se queda, pero y qué pasa con Adam. Sé que el tiene razón al decirle que si ella quiere él la dejará irse sin más, pero por una parte pienso que no debería haberle dicho eso, no quiero que se separen…






-“Toc-toc” – Héctor imita el sonido de estar llamando a la puerta
-Estoy estudiando – Pasa de mi advertencia y entra sin permiso. Lo raro es que haya llamado si quiera.
-¿Qué hacías? – Enarca una ceja al verme los ojos rojos de llorar.
-¿Estudiar? – Pregunto irónicamente.
-Ya… con música y con los ojos rojos. –Héctor pone los ojos en blanco.
-Me he terminado el libro y bueno… me ha dado pena que se acabe. –Sé que suena ridículo, y me siento avergonzada por no haberme inventado alguna excusa, pero me ha salido así.
-Vale.
-¿Qué quieres?
-Estoy aburrido
-Pues busca a alguna chica con la que entretenerte o lo que quieras, pero vete de mi habitación. – Ahora soy yo la que pone los ojos en blanco.
-Pues de eso precisamente quería hablar contigo.
-¿Ya tienes una novia nueva?
-No, idiota. – Me alivia saber que no, pero… ¿qué querrá ahora?
-¿Y bien?
-Pues a ver, no sé muy bien cómo empezar. – Hace un largo silencio, pero, al fin, continúa – Bueno, yo… tú…
-¡Héctor! – Adoro cuando se pone así… tan delicado.
-A ver, yo no sé qué es exactamente lo que tenemos, pero ambos sabemos que es algo raro, algo más que una simple amistad o una simple relación de hermanastros… - Ahora hace otro silencio, pero en este está esperando a que hable yo. No sé qué decirle. ¿Me está pidiendo salir de alguna extraña manera? Como si me leyera la mente, continúa – Bueno, no quiero confundirte, eh. No es que te esté pidiendo salir ni nada de eso, no es mi rollo. Es sólo que, como no quiero confundirte, quiero aclarar que no tenemos nada. Que vayas tú por tu camino, y yo por el mío. Lo digo por lo de tu cita del otro día, fui yo quién se puso así, pero por eso, no quiero confundirte más.
-Vale. – Es todo lo que consigo decir, está claro que no es eso lo que esperaba escuchar.. y creo que lo está notando.
-Cariño, yo.. No pretendía hacerte daño. – Quería ser fuerte, y no llorar, al menos delante de él. Pero ante esta respuesta… no he podido contenerlas.
-Vete, por favor…
-No, no, me quedaré contigo hasta que se te pase.
-¡Qué tonta he sido todo este tiempo! Todo el tiempo esperándote, desde ese estúpido verano, ¿cómo he podido ser tan tonta de pensar que podríamos llegar a … algo? ¿Cómo he sido tan tonta de esperarte tantos años. Veía como traías otras chicas a casa. Pero siempre tenía esa pequeña esperanza de “quizá algún día” Pero me equivoqué.
-Yo… no sé qué decirte, había deducido que sentías algo por mí, igual que yo por ti, pero no algo tan intenso, ni nada de tanto tiempo, no sé qué hacer…
-Vete, por favor. Te lo digo en serio. – Esta vez, me obedece. Se va cabizbajo, como un niño pequeño enfadado, o más bien triste.



Tres

Intento llegar hasta mi habitación silenciosamente, pero soy tan patosa que se me caen las llaves de las manos justo en la puerta de la habitación de Héctor. Son casi las tres de la madrugada. Madre mía… Entre chupito y chupito.
Me pongo el pijama silenciosamente, pero los tacones caen al suelo. Me meto en la cama, aliviada de que nadie se ha despertado, o al menos nadie ha dicho nada, y me pongo a estudiar física.
¡Imposible! Aquí es imposible estudiar hasta por la noche.

-Luna…
-Estoy estudiando, ¿no te has dado cuenta?
-Es urgente, tenemos que hablar.
-Bien pues tendrás que esperar hasta mañana a tercera hora. –Le lanzo una sonrisa irónica y le tiro un cojín para que salga de mi habitación.
-Está bien, ¿quieres que te ayude con física?
-¿Tú? – Una carcajada sale de mi boca antes de que pueda atraparla y darme cuenta de que están todos dormidos.
-Si, yo me lo sé todo, así que puedo ayudarte. Porfi , porfi, porfi. - ¿Hola? ¿Tiene fiebre? ¿Desde cuando así conmigo? Aunque la verdad, es que me encanta.
-Vaaaaale.




-Buenos días, dormilona.
-¿Qué demonios haces aquí?
-Que malhumor tienes al despertar..
-¡Héctor! ¿Se puede saber qué te pasa? ¿A qué estás jugando? Ayer ni me mirabas a la cara y hoy amaneces a mi lado y me das los buenos días, ¡eres increíble!


-¡Chicos, arriba! El desayuno está listo. – Grita Miriam desde la otra planta, aunque lo dice con una voz dulce, en estos momentos la odio por haber gritado después de mi día de ayer y de no haber dormido nada.

-Venga, vístete o llegaremos tarde.
-Déjame en paz.

Sale de mi habitación con unas risitas bastante odiosas, aunque adorable. Es adorable. ¡Pero lo odio!

Me pongo unos vaqueros y una sudadera y me cojo una trenza. Desayuno y me voy corriendo a la universidad.
Me aseguro de que Héctor no venga detrás mía y voy lo más rápido posible.

-¡Luna! ¡Espera! - ¿Como si me hubiera leído el pensamiento? Pues igual.
-¿Ahora también piensas acompañarme a la universidad? ¿Qué pensará esa chica al verte conmigo?
-Se llama Vanessa, y me da igual lo que piense porque la he dejado.
-Nuevo récord de Héctor Smith: Un día y medio de relación. Wow, te vas superando, campeón. – Se me da bien esto de soltar carcajadas irónicas. Y sé que a él le matan.
-Ja, ja, ja. ¿Qué graciosa, no?
-¿Se puede saber qué haces? ¡Bájame ahora mismo, imbécil!


Cuando llego a la universidad, voy corriendo hasta mi mejor amigo, y me engancho a él, literalmente.
-¿Cómo fue tu plan de anoche?
-Mejor de lo que esperaba, después de clases espérame y comemos juntos, ¿quieres?
-Vale, perfecto. Después te veo, guapa.


La primera hora se me pasa volando, me encantan las clases de biología celular con el Señor Willson.
Héctor piensa que son un tostón, pero a mi me encantan.
Después, llega mi esperado y odiado examen, aunque he de reconocer que me ha salido bastante bien, mucho mejor de lo que pensaba, la verdad.
Una hora después, tengo otra clase de genética, pero ésta se me hace más llevadera, ya que me interesa bastante, y además la profesora Madison, es muy simpática.
Héctor dice que, en realidad, no es simpática, es sólo que yo soy demasiado pelota. ¡Pero eso no es verdad! ¿Por qué estoy todo el maldito día pensando en él? Para un momento en el que puedo estar sin él.
Llega la hora de ir a comer con Iván, tengo muchas ganas de hablar con él y contarle todo, y también de contarle lo bien que me ha salido el examen. Siempre nos picamos con las notas, a ver quién saca más, etc. Y en las clases que coincidimos comparamos apuntes y demás, cosa que Héctor, obviamente, detesta.
Iván y él, antes de yo llegar a esta ciudad y conocerle, eran muy muy muy amigos. Pero Héctor se ponía celoso de Iván, entonces dejaron de serlo.
Ahí está Iván, ¿y Héctor? ¿Juntos?

-Venga, tío. Luego te llamo. – Iván asiente y le sonríe, y se ríe de mí al verme enarcar una ceja.
-Ha venido a pedirme los apuntes de ayer, que faltó a clase. Pero no los tengo aquí, entonces me ha dicho que esta tarde viene para recogerlos. – Los dos soltamos una carcajada.
-¡Ya me parecía a mí!
-Bueno, ¿dónde le apetece comer a la Señorita?
-Pues.. yo opto por una buena hamburguesa con patatas.

t-Estoy de acuerdo, vamos a la que está cerca del campus.

lunes, 13 de julio de 2015

DOS

Cap 2

-¿Si? ¿Quién es? – Sé de sobra que es él el que me está llamando, tengo su numero grabado, pero no tengo ni idea de cómo contestar.
-¿Luna?
-¿Qué quieres? Si pretendes pedirme perdón, no te pienso perdonar.
-¡No seas ridícula! Es sólo para saber si hay alguien en casa, voy para allá. – Seré idiota, por dios, estoy demasiado nerviosa.
-No, sólo estoy yo. Mi padre hasta las 9 no llega de trabajar, y Miriam está con los preparativos de la boda, así que vendrá tarde. Pero no puedes hacer ruido porque tengo que estudiar, y tu también deberías.
-No me digas lo que tengo que hacer, imbécil. No tengo llaves así que procura abrirme.
-Me lo pensaré.

La verdad, me divierte esta conversación. Pero cuando pienso que es obvio que no vendrá solo se me quita la diversión de inmediato.
¡Por dios! Vaya pintas, tengo que cambiarme o algo.
¿Pero qué estoy hablando? Si es el estúpido de mi futuro hermanastro…


-¡Lucía!
-Dime dime, ¿qué pasa?
-Viene a casa Héctor y su novia y no sé si cambiarme de ropa o quedarme con estas pintas de muerta.. ¿Debería importarme su opinión hacia mi aspecto?
-Pues… la verdad es que no debería importarte, pero por darle más emoción al asunto, vístete, ponte guapa y dile que te vas a cenar por ahí con alguien o algo, impresiónalo. Cuando llegue me mandas un mensaje. Yo me voy arreglando y después nos vamos a cenar nosotras a algún lado.
-Bueno, vale. Pero que sepas que me tendré que pasar toda la noche estudiando física por tu culpa.
-Si, si. Lo que tú digas. ¿Le digo a Carmen que venga, también?
-Si, perfecto. Después nos vemos, ¡te quiero!
-Muack


Cuando termino de ducharme llaman al timbre. ¡Será inoportuno!

-Hola – Mi hermanastro me manda una sonrisita asesina y la arpía de su novia también, yo me limito a contestar amablemente y a dedicarle la mejor de mis sonrisas.
-Es de mala educación recibir a la gente casi desnuda.
-Es de mala educación mandar sobre los demás. – Le contesto imitando su voz de pito que me hace un tremenda gracia. Ella me sonríe con ironía y mi hermanastro la guía hacia su dormitorio rodeándole por la cintura.

Hora y media más tarde, ya me he pintado. He optado por un maquillaje un poco exagerado con sombra incluida y una fina y perfecta línea en el ojo. Me he echado un poco más colorete que de costumbre, y los labios rojo intenso.
Me he puesto unos pantalones demasiado apretados, pero que me marcan las curvas perfectamente, y una camisa salmón con demasiado escote. También me he puesto unos tacones salmón más altos que de costumbre.
Me siento bien conmigo misma, y ahora, ¡voy a por mi misión!

-“Toc-Toc”
-¿Qué demonios quieres, pesad.. – Está demasiado embobado mirándome que ni si quiera puede terminar la frase, y eso me provoca una deslumbrante sonrisa en la cara. Mientras, la chica me mira de arriba abajo poniendo caras un tanto extrañas, pero estoy demasiado feliz por su reacción como para centrarme en ella. -¿Se puede saber a dónde vas a estar horas y así vestida?
-Pues voy a cenar con un chico, y ¿qué le pasa a mi vestimenta? No he pedido opinión así que si vas a soltar alguna grosería, ahórrate la respuesta.
-No, no. Es sólo que.. Me has dejado sin palabras, estás impresionante. – Me encanta cuando se pone así, en serio. Pero me encanta mucho más la cara de idiota que se le ha quedado a la otra.
-Me lo tomaré como un cumplido. Bueno, os dejo ya tranquilos, no quiero llegar tarde a mi cita.
-¿Es.. es una ci-cita? – Nunca había tartamudeado tanto, lo juro.
-Si, me ha mandado una carta con una rosa, así que supongo que sí es una cita. – Le dedico mi mejor sonrisa, y salgo de la habitación. Ha ido muchísimo mejor de lo que esperaba, sin duda.


-¡Espera, espera! ¿Quién es el chico?
-¿A qué viene tanto interés, cuando hace diez minutos que ni me mirabas a la cara?
-Es que.. no puedes ir.
-¿Qué? ¿Por qué? – Suelto una exagerada carcajada dirigiéndome a su disgustada y pálida cara.
-Porque…  no sé cocinar.
-Bueno, pues ahí tienes a tu chica. – Le sonrío y me dirijo a la puerta, pero me agarra el brazo con tanta fuerza, que me hace daño. - ¡Suéltame, bestia! Me estás haciendo daño.
-¡Pues que sepas que tú a mí también!

-¿Pues sabes qué? Que te lo mereces. ¡Que te den! – Le levanto el dedo corazón y me dirijo a la puerta, esta vez sin interrupciones.