Me lo he pasado súper bien con Iván. Él me ha contado que
ayer quedó con una chica, Samira.
Su madre quedó con la madre de Samira para tomar té en casa
de Iván, y allí se conocieron.
Dice que es una chica muy simpática y muy dulce. Tiene un
año más que yo.
Estoy deseando conocerla, Iván habla tan bien de ella.
¿Cómo le hablará Héctor a sus amigos de mí? ¿Cómo la
estúpida de su futura hermanastra? ¿Cómo una pesada? O lo más importante:
¿Acaso le hablará de mí?
-Hola cielo, me ha dicho Miriam que no has venido a comer,
¿dónde estabas?
-He ido a comer con un amigo, lo siento por no avisar pero
no me había llevado el móvil.
-No, no te preocupes. –Mi padre parece mm .. ¿sorprendido?
¿aliviado? No sé muy bien cómo, pero me mira con entusiasmo. - ¿Y quién es ése
“amigo”?
-¡NO! ¡NO!, no es un “amigo”, es sólo un amigo, mi mejor
amigo, Iván.
-Ah, vale.. -¿Pero qué le pasa? Ahora está decepcionado.
¿Estará preocupado por mí porque no encuentre el amor? Es verdad que hace
muchísimo tiempo que no salgo con ningún chico, pero lo que él no sabe, que
llevo todo ese tiempo detrás de uno. Pero si éste no se da cuenta, yo no puedo
hacer nada.
-Bueno, voy a mi habitación, tengo mucho que estudiar.
4 de Marzo
Querido diario,
Hoy venía demasiado
feliz, pero mi padre me ha.. me ha decepcionado su reacción.
No quiero salir con
otro chico que no sea Héctor, sé que debería, y también sé que jamás estaré con
él, pero es que hay veces que me trata tan bien… y también hay veces que me
trata tan mal.
No sé qué pensar, ni
qué hacer.
Alomejor Iván tiene
razón y tengo que dejar de centrarme en él.
Pero es que él es: ni
contigo ni sin ti.
No quiere que estemos
juntos, y cuando le “demuestro” que quiero estar con él, él pasa de mí. Pero
cuando le “demuestro” que paso de él, él viene a mí.
¡Me tiene hecha un
lío! Me da la sensación de que está jugando conmigo, pero en el fondo, no me
gusta pensar así de él…
¿Será ahora el momento de pasar página? ¿Podremos dar ese
paso los dos? Yo estoy acostumbrada a verle con otras chicas, pero él no, y
además, teniendo en cuenta su reacción sobre mi “cita”, no creo que le
entusiasme la idea de pasar página. ¡Basta! Tengo que dejar de pensar en él, él
nunca piensa en mí, sólo en sí mismo.
A veces envidio su facilidad de pensar sólo en él.
Tengo que dejar de pensar en él.
Me tumbo en mi cama y me pongo a leer mi libro favorito: Si
decido quedarme.
En realidad no es mi libro favorito, todos los que leo
acaban siendo mis favoritos. Creo que los libros están hechos para mí, sea el
tipo que sea.
Me pregunto si algún día yo podré a estar dentro del mundo
de la literatura, si algún día podré escribir un libro de verdad.
Escribo pequeñas historias, y me encanta hacerlo, pero no
son tan buenas como para ser publicadas.
Me pregunto en qué se inspirará Gayle Forman al escribir.
Estoy tan enganchada a ese libro…
Habla de una chica, Mía.
Tiene 17 años, un hermano pequeño, un padre músico y el talento de tocar
el violonchelo de maravilla. Pronto la admitirán en Julliard. Una vida perfecta
hasta una mañana de febrero. La familia decide ir de excursión en coche, pero
de repente todo cambia, tienen un accidente en el que mueren sus padres y su
hermano. Ella está en el hospital. Una parte de ella está herida en una cama,
pero la otra está dando vueltas por todo el hospital, viendo todo lo que pasa
debatiéndose entre la vida y la muerte.
Estoy llegando al final de este libro, por una parte estoy
deseando terminarlo ya y empezar la segunda parte, pero por otra no estoy
segura si quiero saber si Mía se queda o no.
Enciendo el ordenador, mi grupo favorito: despistaos. Y
empiezo a leer..
No me lo puedo creer, no puede acabar así el libro, Mía se
queda, pero y qué pasa con Adam. Sé que el tiene razón al decirle que si ella
quiere él la dejará irse sin más, pero por una parte pienso que no debería
haberle dicho eso, no quiero que se separen…
-“Toc-toc” – Héctor imita el sonido de estar llamando a la
puerta
-Estoy estudiando – Pasa de mi advertencia y entra sin
permiso. Lo raro es que haya llamado si quiera.
-¿Qué hacías? – Enarca una ceja al verme los ojos rojos de
llorar.
-¿Estudiar? – Pregunto irónicamente.
-Ya… con música y con los ojos rojos. –Héctor pone los ojos
en blanco.
-Me he terminado el libro y bueno… me ha dado pena que se
acabe. –Sé que suena ridículo, y me siento avergonzada por no haberme inventado
alguna excusa, pero me ha salido así.
-Vale.
-¿Qué quieres?
-Estoy aburrido
-Pues busca a alguna chica con la que entretenerte o lo que
quieras, pero vete de mi habitación. – Ahora soy yo la que pone los ojos en
blanco.
-Pues de eso precisamente quería hablar contigo.
-¿Ya tienes una novia nueva?
-No, idiota. – Me alivia saber que no, pero… ¿qué querrá
ahora?
-¿Y bien?
-Pues a ver, no sé muy bien cómo empezar. – Hace un largo
silencio, pero, al fin, continúa – Bueno, yo… tú…
-¡Héctor! – Adoro cuando se pone así… tan delicado.
-A ver, yo no sé qué es exactamente lo que tenemos, pero
ambos sabemos que es algo raro, algo más que una simple amistad o una simple
relación de hermanastros… - Ahora hace otro silencio, pero en este está
esperando a que hable yo. No sé qué decirle. ¿Me está pidiendo salir de alguna
extraña manera? Como si me leyera la mente, continúa – Bueno, no quiero
confundirte, eh. No es que te esté pidiendo salir ni nada de eso, no es mi
rollo. Es sólo que, como no quiero confundirte, quiero aclarar que no tenemos
nada. Que vayas tú por tu camino, y yo por el mío. Lo digo por lo de tu cita
del otro día, fui yo quién se puso así, pero por eso, no quiero confundirte
más.
-Vale. – Es todo lo que consigo decir, está claro que no es
eso lo que esperaba escuchar.. y creo que lo está notando.
-Cariño, yo.. No pretendía hacerte daño. – Quería ser
fuerte, y no llorar, al menos delante de él. Pero ante esta respuesta… no he
podido contenerlas.
-Vete, por favor…
-No, no, me quedaré contigo hasta que se te pase.
-¡Qué tonta he sido todo este tiempo! Todo el tiempo
esperándote, desde ese estúpido verano, ¿cómo he podido ser tan tonta de pensar
que podríamos llegar a … algo? ¿Cómo he sido tan tonta de esperarte tantos
años. Veía como traías otras chicas a casa. Pero siempre tenía esa pequeña
esperanza de “quizá algún día” Pero me equivoqué.
-Yo… no sé qué decirte, había deducido que sentías algo por
mí, igual que yo por ti, pero no algo tan intenso, ni nada de tanto tiempo, no
sé qué hacer…
-Vete, por favor. Te lo digo en serio. – Esta vez, me
obedece. Se va cabizbajo, como un niño pequeño enfadado, o más bien triste.
Ooohhh que penita :( espero que acabe bien... Te sigo leyendo a medida que sigas escribiéndola. Un besito :)
ResponderEliminarJajaja:)
ResponderEliminarMuchas gracias, espero que te gusten los demás
Un beso!! :))