miércoles, 15 de julio de 2015

Tres

Intento llegar hasta mi habitación silenciosamente, pero soy tan patosa que se me caen las llaves de las manos justo en la puerta de la habitación de Héctor. Son casi las tres de la madrugada. Madre mía… Entre chupito y chupito.
Me pongo el pijama silenciosamente, pero los tacones caen al suelo. Me meto en la cama, aliviada de que nadie se ha despertado, o al menos nadie ha dicho nada, y me pongo a estudiar física.
¡Imposible! Aquí es imposible estudiar hasta por la noche.

-Luna…
-Estoy estudiando, ¿no te has dado cuenta?
-Es urgente, tenemos que hablar.
-Bien pues tendrás que esperar hasta mañana a tercera hora. –Le lanzo una sonrisa irónica y le tiro un cojín para que salga de mi habitación.
-Está bien, ¿quieres que te ayude con física?
-¿Tú? – Una carcajada sale de mi boca antes de que pueda atraparla y darme cuenta de que están todos dormidos.
-Si, yo me lo sé todo, así que puedo ayudarte. Porfi , porfi, porfi. - ¿Hola? ¿Tiene fiebre? ¿Desde cuando así conmigo? Aunque la verdad, es que me encanta.
-Vaaaaale.




-Buenos días, dormilona.
-¿Qué demonios haces aquí?
-Que malhumor tienes al despertar..
-¡Héctor! ¿Se puede saber qué te pasa? ¿A qué estás jugando? Ayer ni me mirabas a la cara y hoy amaneces a mi lado y me das los buenos días, ¡eres increíble!


-¡Chicos, arriba! El desayuno está listo. – Grita Miriam desde la otra planta, aunque lo dice con una voz dulce, en estos momentos la odio por haber gritado después de mi día de ayer y de no haber dormido nada.

-Venga, vístete o llegaremos tarde.
-Déjame en paz.

Sale de mi habitación con unas risitas bastante odiosas, aunque adorable. Es adorable. ¡Pero lo odio!

Me pongo unos vaqueros y una sudadera y me cojo una trenza. Desayuno y me voy corriendo a la universidad.
Me aseguro de que Héctor no venga detrás mía y voy lo más rápido posible.

-¡Luna! ¡Espera! - ¿Como si me hubiera leído el pensamiento? Pues igual.
-¿Ahora también piensas acompañarme a la universidad? ¿Qué pensará esa chica al verte conmigo?
-Se llama Vanessa, y me da igual lo que piense porque la he dejado.
-Nuevo récord de Héctor Smith: Un día y medio de relación. Wow, te vas superando, campeón. – Se me da bien esto de soltar carcajadas irónicas. Y sé que a él le matan.
-Ja, ja, ja. ¿Qué graciosa, no?
-¿Se puede saber qué haces? ¡Bájame ahora mismo, imbécil!


Cuando llego a la universidad, voy corriendo hasta mi mejor amigo, y me engancho a él, literalmente.
-¿Cómo fue tu plan de anoche?
-Mejor de lo que esperaba, después de clases espérame y comemos juntos, ¿quieres?
-Vale, perfecto. Después te veo, guapa.


La primera hora se me pasa volando, me encantan las clases de biología celular con el Señor Willson.
Héctor piensa que son un tostón, pero a mi me encantan.
Después, llega mi esperado y odiado examen, aunque he de reconocer que me ha salido bastante bien, mucho mejor de lo que pensaba, la verdad.
Una hora después, tengo otra clase de genética, pero ésta se me hace más llevadera, ya que me interesa bastante, y además la profesora Madison, es muy simpática.
Héctor dice que, en realidad, no es simpática, es sólo que yo soy demasiado pelota. ¡Pero eso no es verdad! ¿Por qué estoy todo el maldito día pensando en él? Para un momento en el que puedo estar sin él.
Llega la hora de ir a comer con Iván, tengo muchas ganas de hablar con él y contarle todo, y también de contarle lo bien que me ha salido el examen. Siempre nos picamos con las notas, a ver quién saca más, etc. Y en las clases que coincidimos comparamos apuntes y demás, cosa que Héctor, obviamente, detesta.
Iván y él, antes de yo llegar a esta ciudad y conocerle, eran muy muy muy amigos. Pero Héctor se ponía celoso de Iván, entonces dejaron de serlo.
Ahí está Iván, ¿y Héctor? ¿Juntos?

-Venga, tío. Luego te llamo. – Iván asiente y le sonríe, y se ríe de mí al verme enarcar una ceja.
-Ha venido a pedirme los apuntes de ayer, que faltó a clase. Pero no los tengo aquí, entonces me ha dicho que esta tarde viene para recogerlos. – Los dos soltamos una carcajada.
-¡Ya me parecía a mí!
-Bueno, ¿dónde le apetece comer a la Señorita?
-Pues.. yo opto por una buena hamburguesa con patatas.

t-Estoy de acuerdo, vamos a la que está cerca del campus.

3 comentarios:

  1. Tengo alguna preguntilla: ¿ en qué ciudad viven que no me ha quedado claro? Se mudó él? Lo mismo lo has dicho y me he despistado. Sorry

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  2. Jaja no te preocupes. Sí, ella se muda a Seattle. Está en el primer capítulo: "Pero cuando nos mudamos aquí, un año después, cuando yo tenía 15 años, mi padre conoció a Miriam. Miriam vivía en una pequeña casa en un pueblo de Seattle."

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