miércoles, 9 de septiembre de 2015

DIEZ

-¡Estás preciosa!
-¡Qué dices! Tu también estas muy guapo. – Lucas viene muy sonriente. Lleva unos pantalones vaqueros, una camisa de cuadros roja, sus botas como de costumbre, y también lleva un gorro. La verdad es que está bastante guapo.
-Bueno, ¿dónde te apetece cenar? Hoy invito yo.
-¡No, eso no vale! Ayer me invitaste a comer. Hoy me toca a mí.
-Si si, ya lo veremos. ¿Te apetece ir a La Toscana?
-Claro, me encanta la pizza.


Tras una bonita y divertida cena en la Toscana, hemos ido a dar un paseo. Me lo he pasado súper bien. Me hace ser yo misma sin miedo a qué pueda pensar. Puedo decir cualquier cosa porque sé que no me va a juzgar. Me hace reír como nadie. Y me hace sentir como cuando de pequeña me daban algodón de azúcar: ¡Locamente feliz!

-Y bien, Luna, ¿qué querías contarme?
-Verás… Es sobre mi hermanastro. Pero tienes que prometerme que no se lo vas a contar a nadie Lucas. – Lucas me sonríe cariñosamente y cruza mi dedo con el suyo.
-Prometido.
-Verás, mi hermanastro se ha metido en un buen lío, ha conocido a una chica ….. – Después de contarle todo acabo llorando desconsoladamente.  – No quiero que le pase nada …
-Oye, yo sé quién es ésa chica. Y también sé quién es su hermano. Tiene mi edad. Se llama Mario. Mario y su hermana, Cristina. Cuando sus padres se divorciaron tuvieron que quedarse con su padre, al que odiaban porque les maltrataba, entonces se escaparon de casa a los 15. Al primero que cogieron de nuestro grupito fue a Iván, hace dos años o así. Iván no se lo contó a nadie por miedo, y acabó con psicólogos. El siguiente fui yo, que también caí en esa trampa. Ella se hizo pasar por prima de Iván a través de un correo, para conocerme. Y ahora tu hermanastro. Escúchame, Luna, tienes que hacer que se separe de ellos. Son malos de verdad. Le harán robarle a tus padres, o a ti. Le comerán la cabeza y después le costará mucho salir de ese mundo …
-No… no tengo palabras. No me lo puedo creer. ¿El correo es gusilu…?
-¡Sí, ése!
-Lucas a mí también me ha hablado ese chico haciéndose pasar por un chico que yo conocí en mi infancia, y dice que es primo de Iván. ¿Cómo puede saber tanto de mí?
-Alomejor Héctor…
-Lucas, tienes que venir a contárselo a Miriam y a mi padre, por favor.
-Claro. Deja de llorar, cariño, todo saldrá bien, de verdad.